El mal estado de una cancha, en su mayoría de las veces, es el responsable directo para que los deportistas se lesionen.
En el caso de las canchas de fútbol, que no cuenten con un buen sistema de drenaje y en un día lluvioso pueden provocar que las tachuelas de los guayos de un futbolista, se quede clavado, cuando él realice un giro, ocasionando un fuerte tirón en las zonas de tobillo y rodilla lo que podrá generar esguinces o lesiones más graves.
En cuanto al momento del juego, es esencial el efecto del pasto en el movimiento de la pelota, en el fútbol, por ejemplo, afecta la velocidad en que la pelota rueda y rebota contra el piso. Cuanto más corto el césped, más rápido la pelota rebota y rueda contra el piso (hay menos fricción) y el juego se vuelve más rápido.
Un campo en mal estado aumenta el riesgo de lesión, las cuales se distribuyen así: 70% de las lesiones se producen en el miembro inferior, el 25% de éstas afectan a la rodilla, y otro 25% a esguinces de tobillo. Las lesiones cefálicas y faciales representan hasta un 22% de todas las lesiones en el fútbol, de los cuales aproximadamente el 20% son conmociones cerebrales.
Por otro lado, tenemos las canchas de tenis, las cuales pueden ser de polvo de ladrillo, duras y césped.
Para los jugadores genera menor esfuerzo y lesiones las canchas de polvo de ladrillo, ya que la superficie es menos rígida, por lo cual se genera menos impacto en las rodillas, además, esta superficie permite un mayor deslizamiento y, consecuentemente, una menor fuerza excéntrica de frenado y desaceleración al desplazarse y cambiar de dirección durante el juego.
Siempre cuidemos la salud de los deportistas con una cancha en óptimas condiciones que aseguren un juego limpio y seguro.
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